Sabía que nos iba a costar mantener el culo pegado al asiento en el Teatro La Latina, pero no tanto. El Sábado vivimos un remix constante donde Delaporte presentaba, por fin Las Montañas entre neones, con nueva formación que va más allá del dúo entre Sergio y Sandra y con un público dificil de mantener en la butaca.
Arrancamos suave, con el tema que da título a su último trabajo un poco a modo intenso ya que poco a poco pareciera más que nos introdujeramos en los bajos de una discoteca de technazo ultrabailable en Madrid con un incesante golpe de melodía, remix y «Delaporte is in da house» del cual no pudimos dejar de descontrolarnos con hits como Clap Clap o Cariñito que entraron en bucle con juegos de loops, hasta la saciedad.
Sandra lo intentó, pero no decir que eramos la ostia como público es difícil, lo sabemos, y más cuando parece entre neones, luces estroboscópicas y humo que pudieras estar en la fiesta más epica que hemos podido vivir sentados y con mascarilla en los últimos 14 meses.
No faltó el guiño a «Titanas» su último proyecto de colaboraciones que contó en el escenario del teatro con Rigoberta Bandini para que «Se Va» rebajara un poco los remixes y el juego de electrónica tan enérgico que poco a poco fue dando picos de emociones maravillosos para una puesta de largo del disco muy emotiva.
Hubo bis, y se hizo literalmente el Universo. Es normal llorar, es normal sentir, y es normal tras más de una hora de show, romperse. Pero eso no dejó que la intensidad y las lágrimas taparan el cierre mágico en el cual no podía faltar «El Volcan» porque si, Delaporte siguen a ritmo vertiginoso y ascendente y , sin ser nada personal, son como la lava de un volcán y seguro que explotarán con muchos más hits hasta al menos el final de esta década.
Larga vida a Delaporte.