Un lustro, o lo que es lo mismo cinco años, que se dice pronto, son las ediciones que lleva celebrándose el festival Ke kaña en Guadalajara. Este festival lleva el nombre del ya desaparecido y mítico bar Kekaña de la misma ciudad en el que un grupo de amigos a raíz del cierre, decidieron continuar con el espíritu y la apuesta por la música en directo formando una asociación llamada Super 8 que ha trabajado duro para formar un festival de calidad: el Ke Kaña.
Este año, en su quinto cumpleaños, los esfuerzos de la organización y las buenas relaciones con los grupos han hecho que alrededor de unos 300 asistentes disfrutasen de buena música y de calidad, el pasado sábado en el Espacio Tyce de la ciudad alcarreña.
Urbana 12 fueron los encargados de arrancar la noche del sábado con una notable presencia de asistentes en la apertura. Tras 10 años de parón, el power trío volvió con fuerza reviviendo temas de los Ramones entre otros y animando a todos a golpes de guitarra.
Poco después, llegaban los gallegos Igloo con cinco discos debajo del brazo y 10 años de carrera. Demostraron mucho talento, energía y envolvieron el espacio Tyce de sonidos contundentes de guitarras desmarcándose de lo habitual.
El proyecto de Joni Antequera, Amatria, revolucionó por completo al público. La conexión entre los tres músicos es muy fuerte y prueba de ello es que fue un concierto 10. Ritmos y bases electrónicas y una guitarra española mezclada con instrumentos eléctricos, terminaron por convertir el concierto en una fiesta desenfrenada llena de bailes y tarareos continuos.
Los Wallas pusieron el broche canalla de rock and roll a la noche. Vestimentas no convencionales y un estilo desmarcado constituían la apariencia de los componentes que interpretaron sonidos sucios y ruidosos. Los temas cuidadosamente seleccionados para convertir su show en un nostálgico pero elegante recuerdo del psycobilly old school azotaron a todos los asistentes.
Para rematar la gran noche de festival, los hermanos Redondo (Superframe) hicieron de las suyas con proyecciones de vídeos en la pared del Espacio Tyce mientras la música no dejaba de sonar.
Grande el trabajo de los organizadores, de los colaboradores, de los músicos y por supuesto, del público que sigue creyendo en proyectos de calidad, como éste Ke Kaña.