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No es casualidad que Wilco sea una de las bandas internacionales que más fielmente ha cultivado su relación con España. Mientras otros artistas se suelen limitar a las paradas obligatorias en Madrid o Barcelona, Jeff Tweedy y los suyos han hecho de nuestro país un destino con paradas en la geografía menos transitada. En esta ocasion previo a su paso por el Tierno Galván les hemos podido ver en Alicante o Granada entre otras elclécticas paradas .Dos años después de su última visita estival a la capital, el Alma festival se convitió en una función magistral que reafirma su estatus como alquimistas del rock alternativo.

Desde el primer acorde de Handshake Drugs —arranque contundente que encendió la mecha— hasta el último eco de I Got You (At the End of the Century), Wilco desplegó un setlist de 21 canciones que funcionó como un mapa emocional. Con solo un tema de Cousin (Evicted) en la lista, demostraron esa rara virtud de las bandas con legado: no depender de lo nuevo para hechizar. Su catálogo, vasto como un paisaje americano, permite omitir clásicos sin que el público siquiera los eche en falta.

El concierto fue un viaje por los registros que definen su sonido: la melancolía country de If I Ever Was a Child, los laberintos progresivos de I Am Trying to Break Your Heart —donde los silencios pesaban tanto como los crescendos—, o la nostálgica A Box Full of Letters, que sonó a confesión íntima. Tweedy, como un narrador sureño, tejió historias entre canción y canción, mientras Nels Cline elevaba cada solo a territorio impredecible (esos destellos en Impossible Germany que hacen imposible no cerrar los ojos).

Como en todo ritual que la banda nos tiene acostumbrados a los mas acérrimos, el momento culmen llegó con el tándem Impossible Germany/Jesus, Etc. —himnos que la audiencia cantó con devoción—, para despedirse con los clásicos de los clásicos: California Stars  y Falling Apartbrillaron con la calidez de un epílogo perfecto. Cerraron con Spiders (Kidsmoke), un huracán de ritmo que dejó claro por qué, pese a no llenar estadios, Wilco opera en otra liga.

Quizá nunca conquisten al gran público, pero ¿importa? Su música es para quienes buscan conexión, no espectáculo. Anoche, Madrid no tuvo un concierto: tuvo una conversación entre viejos amigos. Y como todas las grandes charlas, terminó con la promesa tácita de un «hasta pronto».

Post Author: indiehache

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