Site Loader

Llega la segunda hornada de en este caso el primer día de festival tras la exitosa fiesta de bienvenida. ¡Disfruten!

Y al fin, al día siguiente, el primer día entero de Viña. Empecé el día con Cazafunktasmas sobre La Banda Olivetti. Fue por puro impulso, no conocía a ninguno de los dos y el nombre me gustaba más (el marketing). Pasado el festival han cogido algo más de fama, pero centrándonos en lo musical, me recordó a lo visto en Funkiwi con voces de rap. Lo cual es bueno, aunque fue muy triste ver la poca gente que había. Pero bueno, ya desbloquearon el logro de tocar en un Viña. Al terminar, me dio tiempo de ver el final de La Banda Olivetti, presentes en el cartel tras ganar el concurso de bandas. Es injusto comentar algo sobre ellos, porque vi canción y media. Pero la sensación que me dio, es que desaprovechan la voz femenina por un micro bajo. Y lo pongo así, por ser la última canción y suponer que los posibles problemas de sonido ya estuviesen solucionados, pero todo puede ser. A continuación, primer concierto con un componente claramente reivindicativo: Josetxu Piperrak y los suyos colgaban, momentos antes de empezar, una pancarta apoyando a las condenadas por el caso Alsasua. Tuve la ocasión de ver a los legendarios Piperrak en un Aúpa Lumbreiras de 2010, pero todavía no sabía bien de qué iba la movida ésta, por lo que no los puedo comparar vehemente. Pero sí puedo decir que las veces que he visto esta nueva formación, el ambiente festivo y el halo que sobrevuela de poder ver las cenizas de algo mítico, consiguen una experiencia muy buena. Me encantó el detalle de que se subiera una niña de unos 12 años a cantar ‘Gora Sartaguda’. Siempre aplaudiré las colaboraciones de cualquier tipo. Aúpa ahí.

Seguía el día con Mala Reputación, en un escenario menor al del año pasado. En mi opinión, la organización pudo haber sido algo injusta con ellos. Pero viendo que coincidían con Vendetta en su despedida, puedes llegar a comprenderlo. De todos modos, eso no fue impedimento para que fueran el primer conjunto que conectó de verdad con el público. Todo el concierto fue una verdadera comunión escenario – público, con pogos constantes (alguno incluso más accidentado de lo esperado) y una sensación final de haber disfrutado de un excelente concierto. Antes del primer parón (para mí) del día, todavía faltaba por ver a los incombustibles Porretas. Aquí se empezó a notar una importante afluencia de gente, y es que se podría decir que no fallan. Tienen tantas canciones míticas, que ese ‘rock de barrio’ nos llega hondo. En mi caso, y como inmigrante madrileño desde hace 5 años, ‘Y aún arde Madrid’ se ha convertido en un himno en este tiempo. Nunca les perdonaré que en su disco recopilatorio ’20 y serenos’, la tocaran con Pereza y no con Rosendo.

Y así llegó la banda más esperada del día. Al ver por primera vez el cartel por días de 2018, lo primero que pensé es que habían reservado el horario principal (el de la mitad) en el escenario principal (Poliakov) a tres grupos determinados por tener una característica particular: reencuentro, consolidación o despedida. Y este día tocaba el reencuentro (¿temporal? espero que no, porque están en una forma grandiosa) de los grandísimos Segis o Segismundo Toxicómano. La última vez que les había visto en un Viña, allá por 2015, tocaron de día y había muchísima gente (no recuerdo si ya habían anunciado que lo dejaban, pero juraría que no). Después de tanto tiempo, y a una hora más acorde (al fin) a su calidad musical, es lógico la cantidad casi absurda de gente que abarrotó el espacio de los 2 escenarios principales para ver a los gasteiztarras. Estaba claro que el Viña tenía ganas de Segis, pero se demostró que los Segis también tenían ganas de Viña. Este año he podido estar en los 3 bolos que han dado, y es en el Viña donde más lo han dado todo con diferencia (sin desmerecer el del F*ck Censorship, ni el del reciente Rivas Rock). Vamos, confirmaron aquello de “¡somos los Segis, y vamos al puto lío!”. Incluso hubo una colaboración bastante curiosa de Grass de Boikot al micro en ‘Las drogas’, que también se repetiría en el ya nombrado Rivas Rock (¿camino inverso a Brigi Duque?).

Después de semejante chutazo, la noche continuó con El Reno Renardo. Y por mucho que me duela, no puedo dejar de reconocer lo mucho que me defraudaron. Sobre todo, habiendo disfrutado tanto en otros conciertos del Reno. Por citar algunos, en 2014 en este mismo escenario con una cabeza de reno hecha con globos, o el conciertazo que dieron en el Alterna 2016. Pero para el que escribe, en esta ocasión estuvieron muy pesados, hablando más de la cuenta entre canción y canción (siendo lo único destacable el nombre de su próximo disco, ‘Hostiopatía’, el cual esperan que llegue este mismo año). Esto hizo que costara entrar en el concierto, y fuera una especie de coitus interruptus constante. Afortunadamente, luego Boikot lograría encauzar el ritmo. La evolución de sus conciertos en estos últimos años ha sido realmente espectacular: estrellas rojas gigantes, juego de luces sincronizadas con tambores, llamaradas, confetis de colores y hasta una especie de karaoke en pantalla gigante. A saber que seguirán incorporando. Pero cuando eres el grupo que más veces ha pasado por este festival, algo tienes que innovar. Aunque sospecho que si salieran a tocar sin más, seguirían consiguiendo los llenazos que acumulan desde hace ya unos cuántos años. Este año, aparte de la esperada presentación del nuevo single ‘Hablarán las calles’, sorprendió una renovación del setlist incluyendo rarezas como ‘Karraskal’ al inicio. Por supuesto no faltó ‘Kualquier día’, y aunque nombraron a Josetxu, no subió al escenario. Una pena.

Por último, faltaba Reincidentes para terminar un excelente primer día. Tenían ganas de presentar su último disco ‘Vergüenza’, y se notó en el número de canciones que incluyeron en su setlist. El pasado diciembre tuve la oportunidad de entrevistarles en las oficinas de Wegow, y preguntarles precisamente por cómo hacían la elección de estos setlist. Su respuesta fue que hay ciertas canciones que no pueden dejar de tocar, pero que el resto si lo suelen hacer según las ganas que tengan. Y claro, con material nuevo, querían presentar lo máximo posible. Dado que este disco es bastante redondo, con varios candidatos a himnos, el concierto me pareció estupendo. Hace años solía aburrirme durante parte de sus conciertos, de ahí la pregunta que les hice, pero en los últimos 2-3 años han logrado hacer unos setlists más animados, y ahora siempre les espero con ganas en cualquier festival. La gran nota negativa fue que durante bastante tiempo, el sonido se escuchaba por el escenario de al lado (vacío). Hasta que alguien enchufó el cable correcto, cuando todo volvió a la normalidad de forma instantánea, esta circunstancia estaba desluciendo injustamente el espectáculo que estaban dando. El Viña no es un festival que se caracterice por tener un excelente sonido, pero juraría que no había visto eso antes nunca.

Post Author: indiehache

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *