El pasado jueves tuvimos la gran suerte y el placer de poder conocer el directo de «Salto Horizontal» el sexto disco de Maga tras seis años (Recordar que su anterior trabajo fue una compilación). Una velada musical que casi alcanza las dos horas y que para muchos de los asistentes pudo haberse alargado más.
La misma canción que abre Salto Horizontal, Domingo, fue la encargada de arrancar y de demostrar que mucho del público allí presente ya conocia parte de sus letras pese a llevar un mes escaso publicado. No solo de Salto Horizontal se iba a iluminar la noche y Hagamos Cuentas seguida de Sal y otras Historias animaron a un público que desde los 3 años hasta los muchosaños disfrutó y se unió a la energía que Miguel Rivera, David García y Javier Vega profesan en escena.
Incendios a merced del viento siguió de De Plata que contó con la colaboración al violín de Jordi Montero «El tío más sonriente de España» en palabras de Miguel para seguir con La Casa en el número 3 que fue introducida recordando como el pasado verano encontró la casa en ruinas de Aleixandre y como debemos de conservar la cultura para evitar este tipo de desastres.
He de decir que fue una de las mejores canciones para mi de la noche. Además de ser un himno, tuvimos la suerte de poder disfrutar de Una piel de Astracán en acústico y llenar de calor un concierto que solo parecía crecer en intensidad. Junto a Esmeralda, que no tardó en sonar y que el propio Miguel Rivera reconoció que era su favorita, para nosotras fueron dos canciones muy especiales en escena.
Recordamos que estabamos en la puesta de largo del nuevo disco y Baltico, Cuando Nadie me escriba y Por las tardes en el frío de las tiendas continuaron para ir dejando de largo más de la mitad de concierto a nuestras espaldas.
Piedraluna y Medusa fueron dejando vacío el escenario para ir llegando a unos bises que cerraran la noche de gala de un Salto Horizontal brillante que ya recala en nuestros labios y es imposible no cantar y seguir en directo. 
Y ya solo quedaba el broche final y tras despedir a la banda Silencio y Diecinueve resonaron y provocaron la afonía en algunos que todavía teníamos que trabajar el viernes, pero he de reconocer que lo hicimos con más ganas que en otras ocasiones.
